viernes, 21 de noviembre de 2008

La creación de una relación curativa con la Tierra por Barbara Ann Brennan

Extracto del libro manos que curan 2

La creación de una relación curativa con la Tierra por Barbara Ann Brennan

…Hay una relación holográfica entre su curación personal y la curación de la Tierra. Muchos de nosotros estamos preocupados por la extensión de los daños que sufre la Tierra en la actualidad. Queremos saber cómo hemos contribuido específicamente a crear esos daños y cómo podemos ayudar personalmente a remediarlos.

Como ya he mencionado, todo lo que se ha dicho sobre las relaciones individuales puede aplicarse a nuestra relación con la Tierra. Colectivamente, nuestros contratos negativos se reflejan en la forma en que tratamos el planeta. En un nivel personal, todos los contratos negativos que usted puede haber detectado en sus relaciones personales funcionan también holográficamente en su relación con la Tierra.

Es en el cuarto nivel de nuestro campo energético que nos conectamos con la Tierra y creamos relaciones con ella como las que establecemos con los demás. Desde la perspectiva aural, la Tierra es un ser vivo y sensible, y nosotros formamos parte de su cuerpo. Esta idea tiene sentido en la metafisica M-3. Puesto que toda la materia se crea a partir de la mente o la conciencia, ésta dio origen al cuerpo fisico de la Tierra. Entonces la Tierra fisica, al igual que el cuerpo humano, surgió de la conciencia que la creó.
Así como nuestra conciencia está conectada a nuestro cuerpo a través del campo aural, también la Tierra posee una conciencia con la que se conecta a través del campo aural terrestre. Parte del aura de la Tierra es conocida a partir del estudio de la magnetosfera y de los cinturones de Van Allen, que son partes del campo magnético terrestre. Muchos de ustedes habrán visto los maravillosos colores de la aurora boreal, que son muy parecidos a los del aura humana.

Puesto que nuestro cuerpo forma parte de la Tierra, estamos conectados holográficamente con ésta. Nacemos de ella, y es nuestra madre. Los nativos americanos hacen honor a esta conexión y demuestran un humilde respeto por nuestra dependencia de la Tierra. Mucha gente de nuestra cultura actual prefiere olvidar nuestra dependencia respecto a la Tierra y nuestras interconexiones con todos los seres que viven sobre ella.
Actuamos como si fuese propiedad nuestra; de hecho, hasta creemos poseer partes de ella. Considero que Cocodrilo Dundee lo expresa muy bien cuando dice en la película: «Es como dos pulgas que discuten sobre cuál de ellas posee el perro en el que viven». Gran parte de los malos tratos que dispensamos a la Tierra se deriva de nuestro dolor personal, recreado por mediación de nuestras creencias negativas. Nos aferramos colectivamente a ese dolor, y colectivamente también maltratamos el planeta.

Ya que hemos aprendido de la teoría holográfica que todo cuanto hacemos afecta a todo lo que existe, debemos responsabilizarnos de alguna manera, quizá con modestia, de lo que está ocurriendo en la Tierra. A fin de cuentas, el sistema más pequeño dentro del sistema mayor está directamente conectado a éste y lo afecta inmediatamente. Este pensamiento es abrumador para la mayoría de nosotros. Ya tenemos bastante que afrontar en nuestra propia vida sin tener en cuenta los problemas del planeta. Mucha gente se desentiende de la enormidad de los problemas que la humanidad en su conjunto afronta ahora.

Para enfocar esta cuestión, alguien preguntó a Heyoan en cierta ocasión: «¿Qué puedo hacer por la paz en el mundo?». La respuesta canalizada que recibí no sólo aclaraba cómo contribuimos a la creación del problema, sino que nos brinda además una forma de desempeñar nuestro papel sin que nos sintamos tan abrumados como para desentendernos. Fundamentalmente, lo que dijo Heyoan es que, así como usted mantiene sistemas de creencias negativas que inducen dolor en su vida, contribuye también a mantener el sistema de creencias negativas en el inconsciente colectivo de la humanidad del que emana el dolor del género humano.

Reproduzco seguidamente la respuesta canalizada y el proceso gradual para que usted encuentre el ámbito adecuado en el que prestar sus servicios.

* * *
¿QUÉ PUEDO HACER PERSONALMENTE POR LA PAZ MUNDIAL?
Canalización de Heyoan.

Se trata de una pregunta maravillosa, y espero que se la plantee mucha más gente. Cada vez resulta más importante que un mayor número de personas empiecen a asumir la responsabilidad de convertirse en ciudadanos del mundo. El primer paso hacia ese objetivo consiste en veros a vosotros mismos desde el mirador más alto, y dejar que vuestras decisiones y acciones se deriven de ese conocimiento más amplio.

Desde nuestro mirador, puesto que sois co-creadores de la Tierra y de todo cuanto existe en ella, vosotros la habéis hecho tal y como es. Vosotros habéis creado todo lo que experimentáis en nuestra vida, y cuando hay dolor, está presente sólo porque vosotros lo habéis permitido. Esto no significa que seáis malos; simplemente quiere decir que no habéis aprendido una lección que habéis venido a aprender, y por tanto habéis propiciado una situación que no sólo emana de esa ignorancia, sino que os proporciona precisamente las herramientas que necesitáis y la dirección en que mirar para incorporar ese aprendizaje.

Adoptad nuestra perspectiva y aplicadla a la situación mundial. Primero planteaos las preguntas que os formularíais respecto a cualquier aspecto personal. ¿Qué implica esta situación del mundo para mí personalmente?

¿Cuál es el mensaje que el mundo más amplio (siendo un espejo del ser) trata de decirme sobre lo que debo aprender? ¿Cuál es la naturaleza del dolor que he contribuido a crear? ¿Qué puede hacerse al respecto, y qué puedo hacer yo personalmente? ¿Cómo he contribuido personalmente a la situación más amplia?

Ahora podríais decir: «Yo no lo he hecho». Incluso podríais culpar a otros -«Han sido los políticos»-, o podríais responsabilizar a otra nación o grupo étnico. Pero sois vosotros quien ha participado en unas elecciones o se ha abstenido de votar. Sois vosotros quien ha albergado prejuicios sobre los que parecen distintos a vosotros. Lo hacéis con perfectos desconocidos y con la gente que conocéis. Estas generalizaciones y supuestos que hacéis sobre los demás los dirigís también, de un modo automático y a menudo inconsciente, hacia vosotros. Esto os ocasiona una gran cantidad de dolor personal interno. Cuando oís a alguien que habla en términos negativos de otro, planteaos qué efecto tiene sobre vosotros cuando decís lo mismo de vosotros.

Los anhelos del alma humana no se limitan a las fronteras, las lenguas y los credos nacionales. Pero, con esas distinciones, el alma encuentra un aula (o un patio de juegos) adecuada para aprender. Es precisamente esta variedad lo que convierte la Tierra en una magnífica opción para encarnarse. Las naciones se crearon para aportar diversidad y emoción a tus vidas. No se pretendía que fuesen un campo de batalla. De hecho, uno podría vivir múltiples vi das en la Tierra en varios entornos sin llegar nunca a aburrirse.

Así pues, ¿qué ha ocurrido? Las cosas que os trajeron a la Tierra para aprender son precisamente las cosas que provocan los problemas. Fundamentalmente, vuestra creencia en una realidad separada os induce a volver cada vez a la Tierra. Esa creencia propicia también vuestro miedo. De modo que habéis venido aquí para disipar vuestro miedo, pero es a través del miedo que debe disiparse que habéis traído más miedo. Así, os preguntáis: «¿Qué es exactamente lo que me da miedo, tanto en mi vida personal como a escala mundial?». Fijaos en que son, en realidad,
el mismo miedo. ¿Sabéis que esos temores son precisamente el mismo miedo que tiene la mayoría de humanos, y a partir del cual actúa la mayoría de humanos? Esos miedos comunes son, por tanto, el origen del conflicto en el mundo.
Todos teméis la pérdida, la enfermedad, la muerte y la ausencia de libertad. Todos teméis que alguien os arrebate algo de valor una vez que lo habéis establecido en vuestra vida. Pero yo os digo que las únicas personas que pueden hacer eso sois vosotros.

Trataréis de arrebatar la libertad de otro en la misma medida en que renunciáis a vuestra libertad personal por miedo. En la misma medida en que inducís la enfermedad en vuestro cuerpo, dejaríais que los demás conservaran la enfermedad en el suyo y os quedaríais al margen sin ofrecerles ayuda. En la misma medida en que propiciáis el empobrecimiento de la nutrición física, emocional, mental y espiritual en vuestra vida, podéis tolerar el empobrecimiento en los demás e incluso la esperanza de compañía. Aquello que os habéis hecho a vosotros, se lo habéis hecho a los demás.

Así pues, el primer sitio en el que propiciar la paz mundial es en casa. Cread armonía en vuestra casa, en la oficina y en la comunidad, y luego llevadla más allá de las fronteras nacionales. ¿Dejaríais que vuestro hijo pasara hambre?

Entonces ¿por qué dejáis que el hijo del vecino, el africano o el indio pasen hambre? Allí donde no habéis ido más lejos es donde os habéis limitado a vosotros mismos: en vuestra autodefinición, vuestro amor y vuestra fuerza. Os recomiendo que cada uno de vosotros destinéis el diez por ciento de vuestro tiempo y energía a un proyecto privado que tienda a conseguir la paz en el mundo.

Esto puede hacerse en el ámbito de la educación, de la actividad política, de las comunicaciones, o simplemente mediante la contribución económica a una causa con la que os sintáis muy identificados. Hacedlo tan sólo desde la perspectiva de que habéis contribuido a crear la situación tal como es y por lo tanto pretendéis remediarla como los sanadores que sois y con el poder del que disponéis como co-creadores. Así, en vez de trabajar por la paz mundial porque debéis, lo haréis porque queréis. En lugar de trabajar por miedo o culpabilidad, lo haréis desde el punto de vista de un creador que repara su obra. No enfoquéis nunca la paz mundial desde el punto de vista de que sois casi impotentes para hacer nada al respecto.

Sencillamente, esto no es ni será nunca verdad. Vosotros sois los co-creadores de toda vuestra experiencia, incluida la situación del mundo. Si no os gusta lo que habéis creado, descubrid las lecciones que habéis de aprender de vuestras creaciones imperfectas y recreadlas de otra forma más adecuada.

Si teméis a la pobreza, vuestras acciones derivadas de ese temor -tratando de impedir la pobreza personal- ayudarán a crear la pobreza a escala mundial. Vuestro miedo contribuye a mantener la creencia masiva en la pobreza. Esta creencia masiva en la pobreza provoca una. reacción contraria en la que todos se esfuerzan por conseguir más y guardarlo para ellos. Esta codicia desencadena la lucha por el dominio económico que ha provocado, a su vez, el empobrecimiento de los recursos del planeta. Esto origina más pobreza y la mantiene en el mundo físico.

Pensadlo bien, amigos míos: las cosas que más abomináis y teméis son precisamente las cosas que ocasionáis. Así, no sólo ahondáis en la creencia en vuestra pobreza personal y en lo que ésta supone para vosotros, sino que destinaréis el diez por ciento de vuestro tiempo a considerar el problema de la miseria en el mundo. La solución mundial será la misma que la personal.

La codicia se basa en el miedo a no tener suficiente. Lo que parece ser codicia es en realidad consecuencia del miedo a la pobreza. Éste, a su vez, provoca pobreza, que conduce a la destrucción de los recursos terrestres y amenaza vuestra propia existencia. En último término, por tanto, vuestro miedo a la pobreza oculta vuestro miedo existencial, y en último término vuestra codicia se apoya sobre los inestables cimientos de vuestro intenso miedo existencial.

Bien, ¿qué puede decirse de esta codicia? Codicia es un término que probablemente no deseáis aplicaros nunca a vosotros mismos. Suavicémoslo un poco. Si buscáis en vuestro interior, encontraréis muchos «quieros». Haced una lista de vuestros «quieros». Descubriréis que muchos de ellos tienen la misión de hacer que os sintáis seguros, lo cual no pueden lograr nunca. Ahora preguntaos: «¿Cuáles de esos "quieros" deseo crear a partir de mi conciencia elevada, basados en mi sistema de creencias positivas? ¿Cuáles quiero crear para que me hagan sentirme seguro, basados en mi sistema de creencias negativas?». Dividid la lista en estos dos apartados. Ahora concentraos en la lista positiva y planteaos: «¿Cómo sirve cada uno de mis "quieros" al mundo así como a mi ser personal?». A continuación, dirigíos a cada aspecto orientado a sofocar el miedo y preguntad: «¿Qué miedo trato de sofocar, y cómo? Si actúo conforme a esos "quieros", ¿cómo afectarán mis acciones al mundo?».

Como sabéis a partir del material anterior, básicamente estáis actuando en función del miedo y por tanto afirmándolo en el mundo al proseguir esa acción. Fijaos en que, al hacer esto, podríais descubrir que algunos de los «quieros» están en la lista errónea.
Este ejercicio puede brindaros una mejor comprensión de vuestra responsabilidad de crear no sólo vuestra experiencia vital sino también la situación en el mundo. ¡Sois muy responsables! ¡De hecho, ejercéis un gran efecto!

Así pues, queridos, tomad conciencia del efecto directísimo que vuestro sistema de creencias tiene tanto en vuestras relaciones personales como en la situación mundial. Debido a este poderoso efecto directo, vosotros podéis cambiar ambos aspectos descubriendo vuestro sistema de creencias negativas y modificándolas para proyectar amor, atención y verdad hacia el mundo. Que la paz y el amor estén con vosotros.
* * *
Deberes impuestos por Heyoan
1. Enumere sus temores en el nivel personal. Enumere sus temores en el nivel mundial. Vea sus semejanzas.
2. Enumere sus deseos. Divida la lista entre los deseos para sofocar el miedo procedente de las creencias negativas (deseos negativos) y los que se derivan de las creencias positivas (deseos positivos).
3. Localice el miedo de donde vienen sus deseos negativos. Busque la conciencia elevada de donde proceden sus deseos positivos.
4. ¿Qué ha creado en el nivel personal a partir de cada uno de esos deseos positivos y negativos? ¿Qué hay en la situación mundial similar a la personal? Eso es lo que usted ha contribuido a crear en el mundo, tanto lo positivo como lo negativo.
5. ¿En qué aspecto de la ayuda al mundo (según sus creaciones negativas procedentes del miedo) desea dedicar su diez por ciento en bien de la paz mundial?

Consecuencias de eliminar sus deseos para sofocar el miedo
Piense en la persona que es glotona porque tiene miedo a la inanición. Es posible que coma en exceso e incluso acumule comida. Esa persona ayuda a mantener el miedo a la inanición en el inconsciente colectivo de la raza humana. Cuando trabaje con su problema, podría optar por contribuir a alimentar a los habitantes del planeta que están muriendo de hambre.

Un amigo mío al que llamaré Mark hizo esto. Cuando yo le conocí, tenía exceso de peso. Yo no sabía nada sobre su contexto personal. Pero sí sabía que estaba muy preocupado por su peso y por los problemas de salud que le causaba. Estaba especialmente inquieto por la tensión suplementaria sobre su corazón. En otro tiempo, había trabajado con este problema sometiéndose a varias clases de dietas, perdiendo algunos kilos y recuperándolos de inmediato. Había profundizado en los factores internos relacionados con su peso antes de poder identificar el problema. Acudió a un sanador para que le ayudara a dejar de comer en exceso. Compartió su proceso curativo conmigo, y me ha autorizado a escribir sobre su caso.

Mark descubrió que el primer nivel del miedo que albergaba en su interior no era más que el miedo al hambre. No podía soportar la sensación interna de hambre. Esto constituyó una sorpresa para él, y no tenía idea de cuál debía de ser el origen de ese miedo. De hecho, no era una realidad en su vida. Escudriñó la fuente del miedo al hambre y descubrió que sus padres habían tenido grandes dificultades económicas en el momento de nacer él, durante la Gran Depresión estadounidense de fines de los años treinta. Aunque anduvieron siempre preocupados por su sustento diario, nadie pasó hambre. Mark había encontrado el origen de su miedo al hambre. Lo llevaba en el legado de su familia, aunque no llegó a suceder nunca. Así pues, siendo niño aprendió que esa gran desconocida llamada hambre era algo terrible y temible. Su psique infantil no sabía distinguir entre fantasía y realidad. La solución que decidió aplicar en su infancia era, simplemente, no pasar nunca hambre. Funcionó, pero también ganó peso.

En su proceso curativo, Mark empezó a practicar la tolerancia al miedo al hambre ingiriendo buenas comidas sanas y abandonando su hábito casi constante de comer a todas horas. La mejora de su dieta aumentó de inmediato su nivel de energía y su nivel de autoconciencia. Lo distinto de este proceso fue que su motivo era más profundo que la mera pérdida de peso, como lo había sido en las dietas anteriores. Se había convertido en una exploración de su mundo interno.

En ocasiones, el miedo era demasiado intenso, por lo que Mark tomaba un tentempié. De este modo trabajaba consigo mismo progresivamente. Mientras seguía explorando su experiencia de la sensación de hambre, constató que podía empezar a distinguir entre la sensación de hambre y la sensación de vacío interior. Comprobó que incluso le gustaba la sensación de vacío interior porque le proporcionaba una gran cantidad de espacio. Era tranquilo, era sólo vida sin forma. De vez en cuando surgía de su vida interior algo nuevo desprovisto de forma. En muchas ocasiones, experimentó un intenso éxtasis espiritual.

Más tarde comenzaron a surgir otras cosas de ese vacío interior. Un día, mientras estaba sumido tranquilamente en su interior, experimentó la sensación creciente del miedo a morir de inanición. Luego, esa sensación se desató en toda su intensidad. Mark se encontró de pronto en medio de la experiencia de morir de hambre.
Era otro siglo. Él estaba en un cuerpo distinto y en otra vida. Salió de su meditación impulsado por el miedo.

Posteriormente, durante su sesión curativa con el sanador, le contó a éste lo sucedido. En el transcurso de la curación, retrocedieron juntos en el tiempo hasta la experiencia de una vida anterior que se había manifestado en la conciencia de Mark. El sanador trabajó para limpiar el campo aural de su cliente de los residuos aurales dejados por aquella experiencia. Mark se experimentó a sí mismo viviendo en una época de gran hambruna.

Según su experiencia, él mismo había contribuido a provocar ese hambre mediante un abuso de poder. Él y otros muchos llegaron a perder su familia y su vida a causa del hambre.

Claro que en este caso no hay forma de demostrar que esto le hubiese ocurrido de verdad. Pero existen algunos estudios muy bien organizados que confirman la experiencia de Mark, como por ejemplo uno de Ian Stevenson, de la Universidad de Virginia, que verifica la información sobre vidas anteriores obtenida de niños muy pequeños. En cualquier caso, lo que más nos interesa aquí es el efecto curativo de eliminar esta experiencia del campo aural de Mark. Primero perdió su miedo al hambre y a la inanición. Luego transformó considerablemente su vida.

Como dijo Mark:
Cuando mi campo energético quedó limpio, comprendí por fin que mi miedo venía de algo que ya había ocurrido en lugar de algo que iba a suceder. Entonces sentí el deseo abrumador de impedir la posibilidad de que volviera a ocurrir. Vi los errores que había cometido la última vez, y quise intentarlo de nuevo.

Empecé a considerar el comer como una forma agradable de alimentar mi cuerpo para poder tener la libertad de ser quien soy y hacer lo que he venido a hacer aquí, que es combatir el hambre real que tiene lugar en la Tierra en nuestros días.

Mark ya no cree en el miedo al hambre. Enseña meditación sobre el vacío interior como un camino hacia el descubrimiento de uno mismo. Sostiene la creencia de que la experiencia del vacío interior es una parte maravillosa y necesaria de la vida humana que conduce a una mayor autocomprensión y a la conexión de todas las cosas. Mark ha perdido siete kilos, y trabaja para una organización que combate el hambre en el mundo…

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