jueves, 2 de mayo de 2013

LA LEY DE LA INTENCIÓN Y EL DESEO



(Tomado de “Las 7 leyes espirituales del éxito – Deepak Chopra)

El acto de dirigir la intención sobre el objeto de la atención desencadenará una infinidad de sucesos espacio temporales orientados a producir el resultado buscado, siempre y cuando que uno cumpla las otras leyes espirituales del éxito. Esto se debe a que la intención, dirigida sobre el campo fértil de la atención, tiene un infinito poder organizador.

Infinito poder organizador significa poder para organizar una infinidad de sucesos espacio-temporales, todos al mismo tiempo. Vemos la expresión de este infinito poder organizador en cada hoja de hierba, en cada flor de manzano, en cada
célula de nuestro cuerpo. Lo vemos en todo lo que vive.

En el orden general de la naturaleza, todo se conecta y se correlaciona con todo lo demás. Cuando la marmota sale de su madriguera subterránea, sabemos que se avecina la primavera. Las aves comienzan a migrar en cierta dirección en
determinada época del año. La naturaleza es una sinfonía. Y esa sinfonía es orquestada en silencio desde el fundamento último de la creación.

El cuerpo humano es otro buen ejemplo de esta sinfonía. Una sola célula del cuerpo humano realiza cerca de seis billones de funciones por segundo, y debe saber lo que todas las demás células están haciendo al mismo tiempo. El cuerpo humano puede tocar un instrumento musical, matar gérmenes, hacer un bebé, recitar poesías y observar el movimiento de las estrellas, todo al mismo tiempo, porque el campo de la correlación infinita es parte de su campo de información.

Lo que es asombroso acerca del sistema nervioso de la especie humana es que puede gobernar ese infinito poder organizador a través de la intención consciente. En la especie humana, la intención no está fija o encerrada en una red rígida de energía e información. Tiene una flexibilidad infinita. En otras palabras, mientras no infrinjamos las otras leyes de la naturaleza, a través de nuestra intención podemos, literalmente, dirigir las leyes de la naturaleza para convertir en realidad nuestros sueños y nuestros deseos.

Podemos poner a trabajar para nosotros al computador cósmico, con su infinito poder organizador. Podemos ir hasta ese fundamento último de la creación e introducir una intención, y con sólo hacerlo, activar el campo de la correlación infinita.

La intención sienta las bases para el flujo fácil, espontáneo y suave de la potencialidad pura, que busca pasar de lo inmanifiesto a lo manifiesto. La única advertencia es que utilicemos nuestra intención para beneficio de la humanidad; pero eso es algo que sucede espontáneamente cuando uno está alineado con las siete leyes espirituales del éxito.

La intención es el verdadero poder detrás del deseo. La sola intención es muy poderosa, porque es deseo sin apego al resultado. El solo deseo es débil, porque en la mayoría de los casos es atención con apego. La intención es desear respetando estrictamente todas las demás leyes, pero en particular la sexta ley espiritual del éxito: la ley del desapego.

La intención, combinada con el desapego, lleva a una conciencia del momento presente centrada en la vida. Y cuando la acción se realiza teniendo conciencia del momento presente, su eficacia es máxima. La intención mira hacia el futuro, pero la atención está en el presente. Mientras la atención esté en el presente, la intención hacia el futuro se cumplirá porque el futuro se crea en el presente. Debemos aceptar el presente tal como es.

Aceptemos el presente y proyectemos el futuro. El futuro es algo que siempre podemos crear por medio de la intención desapegada, pero nunca debemos luchar contra el presente.

El pasado, el presente y el futuro son propiedades de la conciencia. El pasado es recuerdo, memoria; el futuro es expectación; el presente es conciencia. Por consiguiente, el tiempo es el movimiento del pensamiento.

Tanto el pasado como el futuro nacen en la imaginación; solamente el presente, que es conciencia, es real y es eterno. Lo es. Es la potencialidad para el mundo del espacio y el tiempo, la materia y la energía. Es un campo eterno de posibilidades que se experimenta a sí mismo en forma de fuerzas abstractas, trátese de la luz, el calor, la electricidad, el magnetismo o la gravedad. Estas fuerzas no están ni en el pasado ni en el futuro; sencillamente
son.

Nuestra interpretación de estas fuerzas abstractas hace posible que tengamos la experiencia de los fenómenos concretos. Las interpretaciones que recordamos de las fuerzas abstractas crean la experiencia del pasado, mientras que las que anticipamos crean el futuro. Ellas son las cualidades de la atención en la conciencia. Cuando estas cualidades se liberan de la carga del pasado, la acción en el presente se convierte en suelo fértil para la creación
del futuro.

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