Primer chakra: El poder tribal
El contenido energético del primer chakra es el poder tribal. La palabra «tribu» no sólo es sinónimo de familia, sino que es también un arquetipo, y como tal tiene connotaciones que trascienden su definición más tradicional.
En su sentido arquetípico, la palabra connota identidad de grupo, fuerza grupal, fuerza de voluntad grupal y creencias de grupo. Todos esos significados constituyen el contenido energético de nuestro primer chakra.
El primer chakra nos conecta y afirma; es nuestra conexión con las creencias familiares tradicionales, que favorecen la formación de la identidad y la sensación de pertenecer a un grupo de personas de un lugar geográfico determinado.
Para conectar con la energía del primer chakra, centre la atención durante un momento en algo tribal que le active una reacción emocional, por ejemplo:
escuchar el himno nacional,
presenciar un espectáculo militar,
ver a un atleta cuando recibe una medalla de oro en los Juegos Olímpicos,
asistir a la boda de una persona querida,
enterarse de que a un niño o una niña le han puesto su nombre.
Mientras centra la atención en la experiencia que elija, tenga presente que la zona del cuerpo donde se genera la reacción es su chakra tribal.
Segundo chakra: El poder de las relaciones
El segundo chakra es el chakra de las relaciones. Su energía comienza a vibrar y a hacerse notar alrededor de los siete años. A esa edad los niños comienzan a relacionarse con otros niños y adultos con más independencia de sus padres y fuera del entorno hogareño. Por medio de estas primeras interacciones comienzan a individualizarse, a entablar relaciones y a explorar su poder de elección. Con el segundo chakra, la energía pasa de obedecer a la autoridad tribal a descubrir otras relaciones que satisfacen necesidades físicas personales. Pese a ser un chakra inferior cuya energía nos impulsa a relacionarnos con fuerzas externas, el segundo chakra es una fuerza potente.
Tercer chakra: El poder personal
La energía del tercer chakra, que es la del poder personal, se convierte en la vibración dominante de nuestro desarrollo durante la pubertad. Nos ayuda aún más en el proceso de individualización, de formar un «yo», un ego y una personalidad separados dé nuestra identidad heredada. Este centro de energía también contiene muchos aspectos relacionados con el desarrollo del poder personal y la autoestima.
El tercer chakra completa la trilogía física del sistema energético humano. Igual que los chakras primero y segundo, se relaciona principalmente con una forma física del poder. Donde el primer chakra se hace eco del poder grupal o tribal, y el segundo se hace eco del poder que va y viene entre el yo y los demás, el tercer chakra vibra con nuestro poder personal en relación con el mundo externo.
Cuarto chakra: El poder emocional
El cuarto chakra es la estación central del sistema energético humano. Al estar en el centro, media entre el cuerpo y el espíritu y determina su salud y fuerza. La energía del cuarto chakra es de naturaleza emocional y contribuye a impulsar el desarrollo afectivo. Este chakra representa la lección espiritual que nos enseña a manifestar el amor y la compasión y a reconocer que la energía más potente que tenemos es el amor.
Quinto chakra: El poder de la voluntad
El quinto chakra contiene las dificultades de rendir la voluntad y el espíritu a la voluntad de Dios. Desde el punto de vista espiritual, el objetivo supremo es la entrega total de nuestra voluntad personal en las «manos de lo Divino». Jesús y Buda, así como otros grandes maestros, representan el dominio de este estado de conciencia, la unión completa con la voluntad divina.
Sexto chakra: El poder de la mente
El sexto chakra está relacionado con la capacidad mental y de razonamiento y con la habilidad psíquica de evaluar las creencias y actitudes propias. El chakra mental se hace eco de las energías de la psique, las fuerzas psíquicas conscientes e inconscientes. En la literatura espiritual oriental este chakra es el «tercer ojo», es decir, el centro espiritual en el cual la interacción entre la mente y la psique puede conducir a la visión y sabiduría intuitivas. Este chakra es el de la sabiduría.
Los retos del sexto chakra son abrir la mente, desarrollar una mente impersonal, rescatar el propio poder de las «verdades falsas» y artificiales, aprender a actuar guiados por la orientación interior, y discernir entre los pensamientos motivados por la fuerza y los motivados por el miedo.
Séptimo chakra: El conector espiritual
El contenido energético del primer chakra es el poder tribal. La palabra «tribu» no sólo es sinónimo de familia, sino que es también un arquetipo, y como tal tiene connotaciones que trascienden su definición más tradicional.
En su sentido arquetípico, la palabra connota identidad de grupo, fuerza grupal, fuerza de voluntad grupal y creencias de grupo. Todos esos significados constituyen el contenido energético de nuestro primer chakra.
El primer chakra nos conecta y afirma; es nuestra conexión con las creencias familiares tradicionales, que favorecen la formación de la identidad y la sensación de pertenecer a un grupo de personas de un lugar geográfico determinado.
Para conectar con la energía del primer chakra, centre la atención durante un momento en algo tribal que le active una reacción emocional, por ejemplo:
escuchar el himno nacional,
presenciar un espectáculo militar,
ver a un atleta cuando recibe una medalla de oro en los Juegos Olímpicos,
asistir a la boda de una persona querida,
enterarse de que a un niño o una niña le han puesto su nombre.
Mientras centra la atención en la experiencia que elija, tenga presente que la zona del cuerpo donde se genera la reacción es su chakra tribal.
Segundo chakra: El poder de las relaciones
El segundo chakra es el chakra de las relaciones. Su energía comienza a vibrar y a hacerse notar alrededor de los siete años. A esa edad los niños comienzan a relacionarse con otros niños y adultos con más independencia de sus padres y fuera del entorno hogareño. Por medio de estas primeras interacciones comienzan a individualizarse, a entablar relaciones y a explorar su poder de elección. Con el segundo chakra, la energía pasa de obedecer a la autoridad tribal a descubrir otras relaciones que satisfacen necesidades físicas personales. Pese a ser un chakra inferior cuya energía nos impulsa a relacionarnos con fuerzas externas, el segundo chakra es una fuerza potente.
Tercer chakra: El poder personal
La energía del tercer chakra, que es la del poder personal, se convierte en la vibración dominante de nuestro desarrollo durante la pubertad. Nos ayuda aún más en el proceso de individualización, de formar un «yo», un ego y una personalidad separados dé nuestra identidad heredada. Este centro de energía también contiene muchos aspectos relacionados con el desarrollo del poder personal y la autoestima.
El tercer chakra completa la trilogía física del sistema energético humano. Igual que los chakras primero y segundo, se relaciona principalmente con una forma física del poder. Donde el primer chakra se hace eco del poder grupal o tribal, y el segundo se hace eco del poder que va y viene entre el yo y los demás, el tercer chakra vibra con nuestro poder personal en relación con el mundo externo.
Cuarto chakra: El poder emocional
El cuarto chakra es la estación central del sistema energético humano. Al estar en el centro, media entre el cuerpo y el espíritu y determina su salud y fuerza. La energía del cuarto chakra es de naturaleza emocional y contribuye a impulsar el desarrollo afectivo. Este chakra representa la lección espiritual que nos enseña a manifestar el amor y la compasión y a reconocer que la energía más potente que tenemos es el amor.
Quinto chakra: El poder de la voluntad
El quinto chakra contiene las dificultades de rendir la voluntad y el espíritu a la voluntad de Dios. Desde el punto de vista espiritual, el objetivo supremo es la entrega total de nuestra voluntad personal en las «manos de lo Divino». Jesús y Buda, así como otros grandes maestros, representan el dominio de este estado de conciencia, la unión completa con la voluntad divina.
Sexto chakra: El poder de la mente
El sexto chakra está relacionado con la capacidad mental y de razonamiento y con la habilidad psíquica de evaluar las creencias y actitudes propias. El chakra mental se hace eco de las energías de la psique, las fuerzas psíquicas conscientes e inconscientes. En la literatura espiritual oriental este chakra es el «tercer ojo», es decir, el centro espiritual en el cual la interacción entre la mente y la psique puede conducir a la visión y sabiduría intuitivas. Este chakra es el de la sabiduría.
Los retos del sexto chakra son abrir la mente, desarrollar una mente impersonal, rescatar el propio poder de las «verdades falsas» y artificiales, aprender a actuar guiados por la orientación interior, y discernir entre los pensamientos motivados por la fuerza y los motivados por el miedo.
Séptimo chakra: El conector espiritual
El séptimo chakra es el que nos conecta con nuestra naturaleza espiritual y la capacidad para incorporar la espiritualidad a nuestra vida y permitirle que nos guíe. Sí bien todo el sistema energético está animado por el espíritu, el séptimo chakra está directamente orientado a la búsqueda de una relación íntima con lo Divino. Es el chakra de la oración. Es también nuestra "cuenta corriente de gracia", el banco donde depositamos la energía que amasamos mediante pensamientos y actos de bondad, y mediante actos de fe y de oración. Nos capacita para adquirir una intensa conciencia interior mediante la meditación y la oración. El séptimo chakra representa nuestra conexión con la dimensión trascendental de la vida.
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