Carolyn Evans(actriz): “Un hombre tiene que tener sexo para
sentirse cercano, mientras que una mujer tiene que sentirse cercana para querer tener sexo”.
Nuestra vida esta determinada por la calidad y cantidad de vínculos y relaciones, de allí puede surgir el bien-estar o el mal-estar personal. Somos la única especie animal que puede ser consciente de su vida y a la vez puede destruir conscientemente esa misma vida. Relacionarse nos da la oportunidad de crear asociaciones que nos pueden nutrir, resguardar o todo lo contrario ¿desde dónde te relacionas ? ¿Eres consciente del tipo de relaciones que generas? Me permito tomar un párrafo de este excelente libro para reflexionar sobre nuestra manera de interrelacionarnos...
Maverick Torres
Párrafos tomados del libro “Amor y Poder o Sexualidad y Pareja”
de Ignacio Vergara Carulla
" Sexualidad humana. El ser humano es un mamífero superior sexuado. Su organismo
desde el momento de la concepción tiene una carga genética que le va a determinar
su sexo a nivel fisiológico.
Por tanto desde el momento de su concepción es orgánicamente
masculino o femenino de acuerdo a la carga genética de sus cromosomas. La especie
humana está constituida por esos seres humanos que a nivel biológico se complementan
en la masculinidad y la feminidad.
Al mismo tiempo este organismo mamífero, sexuado da un nuevo
paso en la evolución al desarrollar lo que llamamos la conciencia. La aparición de
esa capacidad de percibir no solamente el mundo que lo rodea y las propias necesidades,
sino también percibirse a sí mismo sintiendo esas necesidades y viendo el mundo que lo
rodea, va a capacitar a esta criatura para modificar sus propios procesos de vida y los
del mundo que lo rodea.
Ese poder mirarse a sí mismo que llamamos conciencia, le va
a permitir al ser humano, su aparición, el acelerar vertiginosamente sus
procesos de aprendizaje y adaptación al medio, lo mismo que va a aumentar su capacidad de
transformarse a sí mismo y al medio. Con la conciencia aparece en el ser vivo la opacidad de ser parte de un sistema y al mismo tiempo ser observador y modificador del mismo.
De acuerdo con nuestros conocimientos actuales, por primera
vez un ser vivo ha adquirido el poder de darse cuenta de que es un ser vivo que está
sometido a las determinantes de un sistema.
Este darse cuenta o esta conciencia, te capacitan para
volverse juez de sí mismo. Puede aceptar, negar o modificar las pautas del sistema al cual
pertenece, manteniendo o modificando ese sistema. Así como la sexualización de la
vida aceleró los procesos de diversificación, diferenciación y complejidad de los
organismos vivos, la aparición de seres vivos capaces de verse a sí mismos como
"seres vivos", que pueden analizar y modificar en muy corto tiempo las líneas directrices de ese
sistema que los produjo, aumenta vertiginosamente las posibilidades de cambio de
dicho sistema.
El ser humano puede revolucionar el sistema de la vida para
acelerar su desarrollo y darle su sentido último, o para destruirlo. Las dos polaridades de
los sistemas vivos son, por un lado, la estabilidad y la permanencia, y por otro lado el
cambio y la mutación.
La aparición de un ser vivo que puede ser actuante y
observador al mismo tiempo, carga el sistema de la vida hacia el polo del cambio y la
transformación, de tal manera que se pone en peligro la permanencia de la vida. Por su conciencia el ser humano adquiere la libertad ante el
sistema y con ella la responsabilidad por él mismo y por los cambios que genera
en el sistema.
La conciencia permite al ser humano liberarse de algunas de
las leyes de la vida. Estas leyes hacen parte de ese sistema que nos es dado modificar.
Esta liberación puede llevarnos a una postura de soberbia y
ceguera. Una de las leyes que más hemos modificado es la de la sexualidad, llegando a
cambiar las tendencias inherentes a ella. En el ser humano hay una relación más
estrecha entre el placer y la sexualidad, que entre la fecundidad y la sexualidad.
Hemos logrado modificar uno de los pilares de la sexualidad
como es su relación directa con la fecundidad y la reproducción de la especie. Tenemos
ahora libertad ante esa tendencia de la vida hacia su propia reproducción; en
consecuencia, la sexualidad ya hoy en día no se considera directamente ligada a la
reproducción.
Conseguimos "controlar" la reproducción con técnicas
que no requieran la unión genital de dos seres adultos, y al mismo tiempo podemos realizar esa
unión sexual sin que eso implique la reproducción. Esto nos proporciona una aparente
libertad ante una de las leyes del sistema de la vida.
Vivimos un momento histórico en el que estamos induciendo
grandes cambios en esas tendencias, con la limitación de no poder evaluar los
resultados de esos cambios. La salida de los peces del mar en muchos años de evolución dió como
resultado la aparición de los reptiles de los cuales procedemos, y al mismo tiempo el
crecimiento desmesurado de los reptiles produjo la extinción de muchas formas de vida.
El hecho de ser productos de un sistema que tiene su fuerza
propia y sus adaptaciones, nos coloca en una situación de limitación de perspectiva. La
aparición de la tecnología agrícola con sus insecticidas y fungicidas, aparentemente
produjo un salto en el desarrollo, pero aún no sabemos si produjo otras variaciones en el
sistema de vida total del planeta que a la larga puedan llegar a ser un error
evolutivo.
Aún no sabemos qué resultados vamos a encontrar a la larga,
de la disociación que hemos logrado crear entre la sexualidad y la fecundidad. A corto
plazo nos hacemos responsables del número de seres humanos que nos permitimos traer a este
mundo. Por otro lado la sexualidad cada día se transforma más en una forma de
comunicación reemplazando o enriqueciendo su antigua única función de reproducción. La
obtención del placer por medio de la sexualidad está también produciendo un fenómeno
de incomunicación en la relación sexual.
Cuando realizamos un acto sexual con el único fin de obtener
placer de él, estamos disociando este acto de todas las fuerzas profundas y a
veces misteriosas que subyacen en la sexualidad humana. Esta forma de relación en lugar de
facilitar la comunicación, aísla al individuo en su isla de placer.
Hasta hace relativamente poco tiempo el apareamiento sexual
era profundamente placentero y comunicador, con la pareja y con la vida misma
ya que tenía una relación directa con ella. El control de la fecundidad humana nos
permite diferenciar cada uno de esos elementos que se daban unidos anteriormente. Este hecho
nos crea la responsabilidad de no permitir que nuestra sexualidad se
vuelva vacía y fútil. Para conseguir esto es necesario utilizar esa misma conciencia
manteniéndonos unidos, por medio de ella, a esas fuerzas profundas de la vida.
Por medio del fenómeno de la conciencia hemos disociado la
fecundidad de la sexualidad. Actualmente también estamos haciendo otro tipo de
disociación, que ha sido descrita por el pensador francés Michel Foucault; hemos creado el
discurso sobre la sexualidad apartándonos cada vez más del sexo como algo real y propio
de nuestro organismo vivo.
El solo hecho de hablar de sexualidad es estarse refiriendo
a una idea y no a una realidad. El ser humano es un organismo sexuado, ya sea macho o
hembra, y al mismo tiempo por su conciencia se hace una imagen de sí mismo como ser
sexuado. Cuando hablamos de sexualidad nos referimos a esa imagen y
no al sexo mismo. Nuestro organismo es macho o hembra de acuerdo a su carga genética y
a sus caracteres sexuales secundarios.
Nuestra sexualidad puede ser masculina,
femenina, masculina y femenina, más masculina que femenina, más femenina que masculina, etc.
Nuestro sexo tiene relación con nuestro organismo y nuestra sexualidad con la
conciencia y la imagen que tenemos de ese organismo actuando en relación con el medio.
El ser humano, por su desarrollo consciente, cuenta con una
sexualidad muy compleja. Ese desarrollo le permite cambiar sus determinaciones biológicas
adaptativas. Un león macho siempre va actuar su rol de macho como parte de su ser
mismo. Un ser humano con un organismo mamífero macho, puede actuar un rol destinado a
una hembra.
La conciencia nos da libertad ante nuestro propio organismo biológico. En
el ser humano la sexualidad es una totalidad en la cual están en relación elementos
biológicos, psicológicos y sociológicos. Hay una forma de ser, de pensar, de actuar y
de adaptarse masculina y otra femenina..."