Ana María Oliva, ingeniera, doctora en Biomedicina y
terapeuta
Mi célula más vieja tiene cinco años y mi alma es
eterna. Soy de Barcelona. Soy ingeniera industrial y doctora en
Biomedicina por la UB. Estoy casada y tengo dos gemelos, Rubén y Matías
(2). ¿Política? ¡Bien común! ¿Creencias? Si no ves a Dios en
todo. . . , no lo ves en nada
‘Lo que
tu luz dice
Las investigaciones de Konstantín Korotkov, doctor en Física y
catedrático de la Universidad de San Petersburgo, confirman el biocampo, objeto
psicofísico visible con imagen electrofotónica. Eso hace cada día la doctora
Ana María Oliva, que ha llegado ahí tras una vida de búsqueda y
experimentación, como explica en Lo que tu luz dice (Sirio), libro a
la vez divulgativo e inspirador sobre esta frontera de la ciencia, que le ha
enseñado a autorregularse modulando pensamientos y actitudes. Y la más
saludable consiste en saber que estás aquí para algo…, y que es bueno. Oliva
habla de esto el viernes 27 en el Festival Jiwapop de Música y Consciencia (Jiwapop.com).
¿Soy
luz?
Materia
implica energía, mesurable: frecuencias de onda, invisibles unas, visible
otras… ¡Luz!
Pues no me la veo.
Su
intensidad es baja…, pero podríamos verla si nos entrenásemos.
¿El aura?
Un campo bioelectromagnético. Lo generan los intercambios eléctricos de
nuestros átomos y células. Desprendemos biofotones.
¿Está viendo mis biofotones?
No a simple vista, no me he entrenado. Pero podemos verlos mediante este
dispositivo.
¿A ver?
Coloque un dedo aquí. Ahora otro. Otro. Ya están los diez, bien. Mire la
pantalla, ¿ve?
Una corona luminosa en cada yema.
¿Ve los rayos, unos más largos, otros tan cortos, algunos agujeros…? Indican la
energía de sus órganos internos en sus funciones.
¿Todo mi organismo en mis dedos?
Como el universo, eres hologramático: cada parte contiene la información del
todo.
¿Y qué hace ahora?
La información arroja el estado de tu biocampo corporal, plasmada en esta
fotografía, esta imagen electrofotónica.
¿Mi aura…? ¿Y qué ve en ella?
Vigila tu páncreas, tiroides, colon y aparato urogenital. Y veo triste tu
corazón.
Vaya… ¿Es un método diagnóstico?
En Rusia está legalmente aceptado, aquí es sólo una técnica de evaluación del
estado energético del organismo.
¿Qué cosas ha
electrofotografiado?
Cuando un espermatozoide fecunda un óvulo, hay un estallido de luz. Cuando una
bacteria muere, un relampagueo. Una señal violeta antecede a toda mitosis
celular…
¿Y en el cuerpo?
Hay más desprendimiento biofotónico en enfermedades: el organismo está
intentando corregir algo. He hecho experimentos sobre estas variaciones
biofotónicas…
¿Por ejemplo?
Si tu móvil recibe llamada, la señal interfiere en tu aura, la merma. Si te
cuentan algo agradable, se compensa.
¿En serio?
Sorprendente: si empuñas un vaso con licor, tu aura se resiente. Si lo bebes,
más aún.
¿Antes
de beber… hay ya un efecto?
Sí. El campo energético del licor altera tu biocampo. Y si alguien te llama “imbécil”,
altera también tu bioelectromagnetismo.
¿Lo ha observado?
Medido y fotografiado, ¡incluso si es un insulto sin intención de dañar!
¿Tanto poder tienen las palabras?
Yo antes era muy bruta: por inseguridad, me protegía con un lenguaje duro. Un
día, parodiando y burlándome de los que hablan suave, empecé a decir “dime,
amor”, “hola, cariño”, “bonita, cielo”… ¡Y… cambié!
¿Cómo cambió?
¡Se dulcificó mi carácter! Ahora llamo a todo el mundo “corazón”… ¡y me hago
bien!
Y al otro también.
Si estás junto a una persona serena y armónica, ¡te sientes mejor! Lo habrá
notado…
Lo noto ahora.
Escuchar una canción, ver un color, presenciar un telediario, lo que comes…,
todo modifica tu biocampo. Y lo que piensas.
¿Ah, sí?
Lo que piensas influye en tu biología. Por eso es importante guiar tus
pensamientos. Tu sistema de creencias te construye.
Un ejemplo.
“¡Mira lo que me ha hecho mi novia!”, se me lamentó un joven alumno. Me hinchó
la cabeza tanto que medí su biocampo y se lo enseñé: muy alterado y dañado.
Entendió: estaba dañándose con sus pensamientos.
¿Qué le había hecho su novia?
Colgar una fotografía sexy en internet.
Bah.
Es muy saludable relativizar tu sistema de creencias, distanciarte y parar de
sufrir.
Ojalá fuese tan fácil.
Tras todo sufrimiento hay una creencia equivocada. Nos han enseñado que si
alguien sufre…, sufras con él. ¡No! Así sólo duplicas el sufrimiento del mundo.
¡Intenta estar tú bien! Y, sereno, centrado, acude junto al que sufre. Eso sí
puede ayudarle.
¿Quiérete a ti mismo, primer
mandamiento del bienestar?
Sí. Ámate. Si amas, todo estará bien para todos. Si te gustas mucho haciendo
algo, ¡ve por ahí, alimenta eso! Sé fiel a tu corazón. Eres único. Enamórate de
ti. Brillarás. Y eso bendecirá a la gente de tu entorno.
¿Una sonrisa cura?
Si sonríes, todo te sonreirá. Cuando más te cueste, ¡sonríe!
¿Cómo es el aura de una persona
saludable?
Armónico, homogéneo, sin grandes congestiones, fugas ni agujeros. Lo biográfico
deviene biológico.
Pero si te sucede una desgracia…
Pues piensa que todo, aunque parezca malo, ¡es para que aprendas algo! Piensa
que todo es para bien. Y lo será. Confía en la vida, y lo tendrás todo.
Bello consejo. Despídame con
algún otro.
¡Haz lo que te haga feliz! Y entonces tu luz será muy bonita.
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