Constelaciones Familiares (EXTRACTO DE ENTREVISTA CON BERT HELLINGER, REALIZADA POR NORBERT LINZ)
N.L.: Antes mencionaste que muchos otros trabajaron con constelaciones familiares antes que tú. ¿Qué distingue tu manera de hacer constelaciones?
H.: Yo confío plenamente en que el individuo, al configurar su familia, está en contacto con algo que lo supera. Por tanto, me abstengo de dar indicaciones previas. Algunos terapeutas les dicen a los participantes qué posturas deben tomar, por ejemplo que se inclinen hacia adelante o que miren en una dirección determinada. Es lo que llaman una escultura familiar. Yo no permito nada de eso. En cuanto alguien se entrega al proceso de una manera centrada, esta persona hace todo eso por su propio impulso, siempre que sea necesario. Así el trabajo cobra otra fuerza convincente que si yo antes les digo qué hacer.
También, cuando una persona configura su familia de una manera preconcebida, nunca es acertado. La imagen de cómo la familia es va surgiendo paso a paso durante la constelación, sorprendiendo incluso a la persona que la configura.
N.L.: ¿Cómo te explicas el hecho de que en las constelaciones familiares realmente aparezca la verdad sistémica?
H.: No puedo explicarlo. Pero es posible ver cómo, en cuanto los participantes de una constelación son situados en relación unos con otros, ya no actúan y sienten como ellos mismos, sino como los miembros de aquella familia que representan. Incluso desarrollan los síntomas físicos de aquellas personas. Hace poco, en un curso para enfermos, participó un hombre que sufría de epilepsia.
Quería configurar su sistema familiar, pero no era capaz de hacerlo porque psíquicamente ya no estaba del todo presente. Así le pedí a su mujer que configurara la familia de origen de su marido; ella sí podía hacerlo. Cuando ese cliente tenía diez años, su padre perdió la vista en un accidente con explosivos. Desde entonces ya no se atrevía a acercarse a su padre por miedo de quedarse también ciego. En la constelación le dije a su representante que se arrodillara ante el padre, bajara la cabeza hasta el suelo y le dijera: "Te doy la honra." Así lo hizo: se arrodilló, bajó la cabeza hasta el suelo y, al decir esas palabras, se mostró muy emocionado. De repente, empezó a convulsionarse como si tuviera un ataque epiléptico; no podía resistirlo. Es decir, se percibe que existe un saber y un sentir inmediatos que sobrepasan en mucho aquello que nos es comunicado exteriormente.
N.L.: ¿Sería una especie de inconsciente colectivo que actúa aquí?
H.: No lo sé. También me guardo mucho de encontrar un nombre para este fenómeno. Simplemente veo que existe. Por tanto, también es posible ver en seguida cuándo una persona realmente se entrega y se abre en una constelación familiar, y cuándo no. Algunos se resisten, o se encuentran en un embrollo personal; en un caso así, los saco en seguida de la constelación.
LA PERCEPCION
N.L.: Muchas veces dices que esto o lo otro "se ve en seguida". ¿Qué proceso es este ver para ti?
H.: Es un mirar que va más allá del fenómeno, es decir de aquello que resulta apreciable en ese momento.
N.L.: Por tanto, ¿no es un mero observar?
H.: No, es algo totalmente diferente. Al observar, la mirada se concentra en un foco. El mirar abarca la amplitud; se dirige al todo, sobrepasando lo individual y aquello que se encuentra en un primer plano. Es decir, veo a una persona junto con su familia. Por tanto, cuando alguien configura a su familia, puedo ver inmediatamente si falta una persona o no, ya que mi mirada va más allá de la imagen. A continuación, al comprobarlo en el grupo, preguntando: "¿Cuál es la imagen que tenéis vosotros? ¿Falta alguien aquí, o no?", muchos me confirman lo mismo. Es decir, no se trata de un conocimiento exclusivamente mío. Tan sólo requiere un poco de práctica para que uno pueda fiarse de esta percepción y sepa "mirar".
Resistirse a mirar
Sin embargo, hay un hecho muy importante a tener en cuenta. Cuando una persona mira de esta manera y, al mismo tiempo, interiormente hace una pregunta o formula una objeción, ya no puede ver así. Cuando dice, por ejemplo: "Eso no es posible", o: "Ahora, quizás, me muevo en mi imaginación", cuando empieza a dudar o a tener miedo. Cuando de repente es consciente de lo que realmente ve ¾ por ejemplo que una persona está cerca de la muerte ¾ y empieza a sentir miedo de mantener esta percepción y de decirla, entonces ya no puede ver.
N.L.: ¿Cómo se ve algo así, es decir, si una persona está cerca de la muerte? ¿Cuáles son los indicios que permiten determinarlo?
H.: Esto ya sería ...
N.L.: ...¿una objeción?
H.: Esto sería una objeción. Pero en vez de hacer una objeción, se comprueba por el efecto si lo que se acaba de ver es cierto. También el cliente lo comprueba por el efecto. Cuando le comunico mi percepción, diciendo: "Veo que tu vida está llegando a su final", es posible que reaccione de manera espontánea, por ejemplo afirmando mis palabras y mostrándose profundamente afectado. Así veo que acabo de percibir algo que él mismo también sabía, pero que aún no se atrevía a admitir. De la misma manera también es posible ver otras cosas, por ejemplo que una relación está terminada. Eso se puede ver. Cuando se les dice a las personas en cuestión, respiran aliviados porque por fin ha salido a la luz. Estas reacciones permiten tanto comprobar lo visto como ejercitar la mirada, y la valentía de comunicar abiertamente lo percibido aumenta.
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